viernes, marzo 25, 2011

Otra vez, puntual en la madrugada del viernes

Hace como 20 años, un día mi padre apareció en casa con un teléfono. sí, así de la nada llegó con un equipo telefónico muy muy bonito. Una obra maestra de la fayuca. Era ni màs ni menos, que un tubo color azul.

El phone de Mario Bros



Era el regalo tan bonito, que incluso mi mamá dudó por un momento y sus celos de esposa afloraron por algunos instantes al ver tan bonito artilugio pues era sumamente extraño que de la nada se lo hubieran obsequiado a mi Sr. Padre.

- "Me lo regaló un compañero del trabajo". Sucede que los hijos del compañero de mi papá tenìan un periquito por mascota; el ave había huído la semana anterior y no regresó, el caso es que el timbre de éste teléfono era parecido al canto de "wika", luego, cuando sonaba de madrugada los niños se levantan llorando buscando a "wika".

Es curioso como la tragedia de aquellos colegas infantiles fuera la felicidad de nosotros...

Hoy, ahora mismo en ésta madrugada, me desperté llorando... cómo me encantaría regalar a alguien gran parte de mi y hacerlo feliz, para evitar estos sobresaltos nocturnos, la búsqueda de tus brazos en la obscuridad y caminar a tientas sólo para entender de nuevo (como cada jueves) que ya no estás más...

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